El disfrute de un diálogo fluido…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel | @nayoameneyro
Con un aforo de más de 6 mil personas, Dave Matthews Band, ofreció un conciertazo de dos horas y media la noche del pasado martes 9 de mayo en el Auditorio Nacional donde se dieron chance de recorrer temas que los han colocado como uno de los actos En Vivo más rentables a nivel mundial, así como temas de reciente manufactura que fueron bien recibidos por el público respetable que mostró innumerables detalles de cariño a la banda fue fundada por el cantante, compositor y guitarrista Dave Matthews.
La calidez y capacidad de conexión con el público respetable es inmediata, entre canción y canción, el músico bromea con su pésimo español con frases que seguro se harán del uso común como “Gracias, Very Much” y su humor incluso negro y muy atinado al burlase de la Pandemia externando que esperaba que nos hayamos pasado genial en dicha etapa; seguro sabe del humor característico de nosotros que nos burlamos de la tragedia a manera de sublimar y superar el dolor.
Agasajo sonoro, Dave Matthews no muestra prisa, hay mucha comunicación con su extraordinario ensamble conformado por bajo, guitarra eléctrica, teclados, batería y metales: “Satellite”, “Pantala Naga Pampa” y “Rapunzel”, fueron entrelazadas como es bonita costumbre, echando toda la carne al asador o como decía mi abuela Mina: “Pa’ que se vea la calidad d ela melcocha”; continuaron “Come On Come On”, “Madman’s Eyes”, “Virginia in the Rain”, “Jimi Thing”, “Bismarck”,
En cuanto a la composición musical por todos sabida y demostrada por más de tres décadas de carrera musical, hay que destacar su cualidad de improvisación arriba del escenario, es increíble la especialización en cada uno de los instrumentos y su relación con el trabajo en equipo, hay una guía, misma que es compartida por todos los integrantes del ensamble, dependiendo de los acentos o puntos climáticos del tema en cuestión: “#41”, “Grey Street”, “Busted Stuff”, “The Space Between”, “Louisiana Bayou”,
Así, acompañado de una guitarra acústica, da cátedra de lo que significa el tiempo, la estructura en la melodía es impecable. La complicidad arriba del escenario es innegable, Dave disfruta de los músicos que lo acompañan, los admira y los deja ser de ahí que se lucen, sin aspaviento, como especialistas en sus instrumentos; subrayan no lo hacen por brillar en solitario; apuestan por el sonido en conjunto.
¡Tienen todo! Potencia vocal que aporta la melodía, la estructura e intensidad de puntos climáticos se centran en el bajo y la batería, respectivamente, son la base y orden acompasado, los proveedores del ritmo. La guitarra y teclados aportan los adornos son proveedores de la armonía; los metales aportan intensidad y suman en cada elemento de esta fórmula: “Crash Into Me”, “Monsters”, “Why I Am”, “You & Me”, “Warehouse”.
Es el disfrute de una charla con alguien que conoces de toda la vida, alguien que te conoce y reconoce tus mascaras y tu fascinación por encontrar parámetros entre los sonidos, de que no a cualquiera pones atención a su lírica y su cualidad onírica; una vez inmerso, te sabes en medio de un diálogo afable, contenido, incluyente, desenfadado, respetuoso, sin protagonismos o egos falsos, una templanza rara, toda vez que es muy emocional y que en cuanto menos piensas, como todo, debe terminar: Luego del tradicional entretiempo, cerraron con dos temas: “Looking for a Vein” y “Don’t Drink the Water”.
Que pinche chulada.