El festival que elimina cualquier tipo de fronteras…
por: Bernardo Ameneyro Esquivel
twitter: @nayoameneyro
#ArsFuturaMX
Con un cartel ambicioso, se celebró el ArsFutura, Festival de música sin fronteras en el Teatro Ángela Peralta ubicado en la colonia Polanco; con cielo nublado y la amenaza constante de convertirse en lluvia, los altavoces del foro al aire libre, prestaron sus servicios a artistas de talla internacional, pertenecientes a un selecto grupo de avanzada del mundo del jazz internacional gracias a la vanguardia y calidad, aterrizadas en sonidos, fusiones de géneros y multimedia.
A diferencia de lo que en México se acostumbra hacer en los festivales, aquí sí se dio oportunidad a talento nacional, cumpliendo con la primera exigencia mínima de un festival boutique antes de pensar en patrocinadores y venta de boletos: la gestión y exposición de talento nacional, músicos con preparación suficiente para compartir el escenario con grandes adelantados a su tiempo.
El primero en saludar al respetable fue el estadounidense Jeffrey Zeigler, reconocido chelista otrora músico de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y sinfónicas de Toronto y Brooklyn, quien demostró su calidad y credenciales ganadas como colaborador de Damon Albarn y claro, el Kronos Quartet .
El primer mexicano invitado a subir al escenario fue el músico y compositor Felipe Pérez Santiago quien con guitarra en mano presentó los temas “Fecus” y “Glaub” que realizó para el chelista estadounidense.
La improvisación y experimentación sonora empezaron a situar al público del Ángela Peralta en un estado contemplativo en medio de una atmósfera perfecta para la relajación y la introspección un sentido muy tripeado sin dejar de ser cerebral y con cierto dejo de lo académico.
Con una organización ¿o debo decir planeación? precisa, el staff y equipo de instrumentistas dejaron todo listo, sin retraso, para dar paso al segundo acto de la tardeada: Todd Clouser y John Medeski quienes como habían adelantado en conferencia de prensa, presentaron temas inéditos del material bautizado como “Boy 44”, primero como dúo y luego invitando a tres figuras – a pesar de ser muy jóvenes – del jazz en México: la guapísima Renee Mooi quien rifo en la voz como es costumbre demostrando que las chicas rifan , no sólo en el rock o lo ponchado, sino en el terreno de lo visceral, el jazz experimental; #NowGirlsRule!
Por su parte, Alan Fajardo (trompeta) y Diego Franco (saxofón) fueron el complemento perfecto de lo que por momentos fue quinteto, rompiéndola en grande, tocando con gran seguridad, acompañando como ensamble de vientos a dos leyendas, a destacar, la seguridad y tamaños para no dudar cada vez que acompañaban o bien cuando aportaban en lo que seguramente serán piezas que nunca volveremos a escuchar duplicada.
Conforme a lo programado e insisto gracias al trabajo del equipo técnico, la breve espera del último turno apenas nos dio tiempo para un cigarro cuando Fernando Corona MURCOF y Erick Truffaz (trompeta) presentaron la producción “Human Being Human”, obra audiovisual que el mexicano y el francés han presentado con mucho éxito en el Viejo Continente y que por fin pudimos ser testigos de su presentación en México.
Igual que los dos actos anteriores, echaron mano de talento mexicano que dicho sea de paso, desde mi punto de vista dejaron de ser parte de la escena emergente, estoy hablando del baterista Hernán Hecht (naturalizado, nacido en Argentina) y el Edgar Amor, paisano de MURCOF (Tijuana) que acompañó en la guitarra eléctrica.
Así, “Human Being Human” es la puerta o invitación a adentrarnos al mundo obsesivo, característico de cualquier productor de música electrónica que fiel a su formación de productor, la implementación de elementos ya sea de uno o varios músicos como electrónicos, nos permitieron pisar el acelerador de nuestra temporalidad y ver lo que posiblemente será el balance más inteligente en lo que respecta a la música electrónica con la inclusión de músicos académicos como Truffaz quien con gran acierto acopla su dote o talento como músico, desprendiéndose de lo que por segundos, convirtiendo cada nota en patrimonio que se vuelve propiedad de todos.
Será por eso que figuras como ellos se dieron tiempo para participar en un festival ambicioso y me explico porqué: aquí sí importa la música.
Enhorabuena, estuvo muy chingón.