La invasión artística chilena una vez más consumada…
por: Bernardo Ameneyro | @nayoameneyro
FOTOS CORTESIA JOSE JORGE CARREON
Como se había difundido, puntuales a la hora establecida, llegó el momento de saludar a Mon Laferte, artista invitada de Los Tres, también chilena quien salió sonriente y en vestido blanco de vuelo retro a las 20:30 hrs para saludar al público del Teatro Metropólitan que de apoco ocupaba su lugar.
Con trío metales incluidos (trompeta, saxofón y trombón) y los integrantes habituales de su banda, Mon Laferte eligió temas harto identificados por el público mexicano que fueron de la balada, lo acústico, el pop, el rock y hasta serios coqueteos con el rockabilly: “Tormento”, “Lo que pido”, “Flor de amapola”, “Vuelve por favor”, “Salvador”, “Amor Completo”.
“Si tu me quisieras”; dedicada a todas las mujeres… “Un sólo hombre no puedo tener”, tema de un groovie sabroso, le siguió una nueva versión de, “Ángel Negro”, arreglos más festivos a diferencia de lo que escuchamos por primera vez el disco Tornasol; por la misma línea, de reciente manufactura, “El Diablo” y claro el tema con el que pegó con madre como “Tu falta de querer”.
Tanto su belleza como su estética musical parecen sacados de otro tiempo, elementos pop clásicos, el trabajo se nota en la estructura del ensamble de músicos que la acompañan a través de ritmos variados, mismos que provocan desgañitar con las baladas viscerales que sublima el dolor reviviendo la etapa del desamor con notas altas, presumiendo su característica voz aguardientosa, que antoja inyectar los ojos con una noche de mezcales para sanar las mendigas heridas del amor.
Minutos después de que el equipo de instrumentistas dejaran todo al tiro, llegó el momento de volver a saludar a Los Tres, las 2,500 almas reunidas en el foro del Centro Histórico de la Ciudad de México saludaron con una gran ovación al proyecto encabezado por Álvaro Henríquez y Roberto “Titae” Lindl, quienes saludaron al respetable con un intro diferente, ocupando instrumentos a los que no nos tienen acostumbrados, la batería y el sintetizador, respectivamente.
Comenzaron con temas clásicos, “Sudapara”, “Camino”, “Torre de Babel” y “Cárcel, Hospital y Cementerio”, la invitación a sentirse libres de poder cantar y bailar por parte de Henríquez fue mero protocolo, el respetable ya se ocupaba en dejar las butacas de mero adorno…
Momento de recibir a los invitados a echar un palomazo, el primero fue Juan Cirerol, que rifó con un tema de su autoría “Soledad”, una polka movida con fuerte reminiscencia rockabilly, continuaron con “Tírate”, gran momento donde terminaron por echarse al público a la bolsa; ya en esas, llegó el momento de recibir a uno de sus grandes cómplices en nuestro país, Meme del Real de Café Tacvba, obvio para apoyar con el tema “Olor a Gas”, con el mexicano en el teclado, se ocupó de la dirección musical de la pieza que fue coreada de principio a fin, el respetable fue sin duda el gran protagonista del momento.
“Quizás con Quién”, joya que empieza de a poco, primero con sonido acústico, preámbulo de una atmósfera diferente, no hace falta nada, incluso se puede disfrutar sin compañía alguna.
Le continuaron “De Hacerse Se Va a Hacer”, “Moizefala”; otro gran momento fue cuando Álvaro Henríquez, comenzó explicando que el tema siguiente era para cantar abrazarse y etcétera… del primer disco, “Amor Violento”; el ánimo estaba a tope, el respetable celebraba una gran ejecución con canticos que simulan a los de un estadio de futbol, Oe oe oe Los Tres, Los Tres…
Continuaron con “Morir de viejo” y una del disco La Sangre en el Cuerpo, “Lo que quieres”, “Feria verdadera” y “Hojas de té”, que explicó Henríquez, que desde que se lanzó en el 95, causó escozor en Chile, un tema que habla del auto consumo de la Maihuana.
“Hey Hey Hey”, “Silencio”, “He barrido el Sol”, un mash up con el tema “Jefe de Jefes” de Los Tigres del Norte.
Noche redonda de invasión artística chilena, buen repaso del aporte de uno de los proyectos latinos más queridos en nuestro país, una garantía en lo que a estructura y buena comunicación se refiere, el contacto con el público mexicano es inmejorable, otra palomita, bendita rutina cada vez que vemos a músicos de oficio que saben conectar con el respetable.