Quilomboarte, diez años de cambio progresivo
Texto y Fotos por: Carlos Halaneo | @JC_Halaneo
Hace poco asistí al Hip Hop Fest, esta vez me tocó ver el evento de aniversario de Quilomboarte, que encabeza Bocafloja desde hace 10 años, motivo del evento. En aquella ocasión, aunque progresivo, el recinto donde se llevó a cabo el festival se llenó, las cervezas eran al por mayor y los Lobos (la seguridad privada-dolor de cabeza de muchos, pero bastante efectivos para no dejar que algún mala copa arruine el evento en turno) estaban “sobres” de quien se desprevinera con un porro en mano, también imperaron las líricas provocadoras. Pero esta vez el asunto fue más tranquilo: un recital de letras cargadas de conciencia y crítica política y social.
Ingenuo, como es común en alguien que el interés en el género es bastante reciente, esperaba algo similar a lo que la industria lanza cada que ve oportunidad de lucrar. Esto a pesar de haber incursionado en la historia de Bocafloja y de Quilomboarte previamente, y en el recurrido y progreso autodidácta que ha llevado al MC de origen chilango a impartir clases en universidades extranjeras, pero no en la UNAM, por ejemplo, donde le piden una carrera universitaria para poder hablar sobre política, la diáspora y sobre los estudios de decolonización que ofrece como parte de las actividades del colectivo, en cambio “la máxima casa de estudios” sí asimila a un gobierno analfabeta y mediocre.
En el escenario, las letras eran ajenas a las historias individualistas que escupen la mayoría de los raperos actuales, eran poesía recitadas a ritmo de música digital, beats. Reyes y Sacramento Knoxx fueron los primeros en demostrar su destreza, uno con los beats, otro con la palabra vertiginosa a costa de la improvisación.
Cambiowashere secundó el evento con canciones desprendidas de su más reciente albúm, no obstante, el ánimo ascendió cuando Bocafloja tomó el micrófono para acompañarlo en “Mécanica” y en un par de canciones más. Nada de pretensiones espectaculares, el escenario albergó sólo un par de micrófonos y una mesa con el equipo necesario para reproducir la base musical en que se acomodaron las rimas. A pesar de las butacas, típicas de un teatro como el de Hipódromo Condesa, donde se realizó el evento, los asistentes progresivamente bailaron.
El evento fue discreto, su promoción careció de la publicidad propia de los eventos masivos, de los que venden. Los medios “sobresalientes” no retomaron la convocatoria, sin embargo, y justo por esa discreción, el concierto se volvió más personal, no hubo la acostumbrada barrera que divide el escenario del público, la interacción pausada de Boca hacia la gente acrecentó un sentimiento de reencuentro. Con los asientos faltos de iluminación, desde la entrada del lugar, los brazos elevados se veían en contraluz.
Con canciones que dieron cuenta de sus discos anteriores, Bocafloja retomó el escenario con con la ayuda de una corista. Agradeció la presencia del grupo de asistentes al concierto, a los que nos llamó “familia”, en cada oportunidad. Para ese momento, el público se había ya consolidado y era un coro mayor para el maestro de ceremonias que rimaba sobre el entarimado.
Finalmente, el momento y evento estelar llegaron: Brother Alí lanzó unas palabras en español antes de su primera canción, y la gente lo recibió de mejor manera. Sin temor a equivocarme, su presentación tuvo mayor fuerza. Con una voz apacible en el diálogo, pero imponente al rimar, Brother Alí ganó la simpatía de todos, para algunos no fue novedad, pero para los que estamos apenas volteando a los “escenarios sin reflectores comerciales” fue una grata sorpresa el show que nos brindó.
Bocafloja, previo al evento, hizo énfasis en que su proyecto es uno de largo plazo, uno que espera los primeros resultados en por lo menos medio siglo, uno que no busca la inmediatez porque sabe que los cambios profundos toman tiempo. La fiesta que celebró los 10 años de Quilomboarte es una parte de todo lo que parece esperar el colectivo, y al parecer está siendo progresivo, probablemente el próximo año haya una reseña de alguien que también habrá descubierto recién el trabajo de Bocafloja, considerado ícono y pionero de la escena del Hip hop en el DF, y así sucesivamente hasta que el reconocimiento de su figura se equipare con las acciones que está realizando por medio del Quilombo.